Algún dia me gustaria tan siquiera soñar que estamos tirados en el pasto de algún lugar en West Chester con mis dedos en tu rubio cabello besándote y susurandote al oído que aunque no te conozco siento que te pertenezco. Por ahora solo puedo ir a llorar en tu lecho de muerte.
Hay veces que deseo que la muerte no existiera, como hoy por ejemplo.
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