domingo, 14 de septiembre de 2014

El día fue una cuestión sexual

Decidí dejar que mi mente hable sin ataduras y sin tapujos:

No había vuelto en si bien cuando ya tenia una invitación a entregarme a un desconocido. En mi razonamiento no dudé en aceptar su proposición y complacer mi cuerpo, mi carne.

Entonces me vestí, hice a las manos perfumar mi cuerpo con ese aroma que no puede tener una mujer y salí al encuentro.

Al llegar al hotel (ese sitio que no puede hacerte sentir más puta) hice a mi cuerpo reposar en una recepción con dos huéspedes del hotel que parecían sacadas de una historia de terror. Hasta que bajó quien seria un huésped dentro de mi organismo, un ganadero de 29 años de edad, casado y con dos hijos, quien se hospedaba en ese hotel por negocios.

Subimos en el ascensor, viéndonos la cara, hice a los ojos mirar a todos lados menos a sus ojos...no soy bueno en el juego de miradas.

Llegamos a la habitación y los besos comenzaron a fluir; él no me dejaba besarle en la boca y eso bajo el grado de excitación que había en mi cuerpo. Luego me dijo que no tenia condón ¿a quién se le ocurre ir a la guerra sin un chaleco antibalas?... no hubo penetración.

Entonces todo se baso en el sexo oral y en la masturbación. Su barba, su cuerpo lleno de vellos creciendo luego de una depilación completa y su gran tamaño, fueron una droga para mis ojos.

Acabamos casi juntos pero, como siempre, fui ultimo en llegar. Tuve que imaginarme otros hombres, otros cuerpos y otras poses para poder llegar al orgasmo.

Nos vestimos, salimos del cuarto y en el ascensor me dio dinero para el taxi; en ese preciso momento mi alma se entristeció un poco más, porque ella sabe que mis actos no son los correctos. Salí de la habitación con mi cabeza en alto pero mi autoestima mas abajo que el mismo infierno.

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