El del pelo bonito, el de besos llenos de pasion para desconocidos, ese que me marcó las emociones que tendian a ser miedo y nervios cuando se trataban de encuentros sexuales. Él que me busco en su carro y creó una amena charla para hacerme sentir seguro, para hacerme tomar la desicion de entregarme a el. Su casa fue el escenario para esta experiencia placentera.
A él no le importó que no hubiese penetración, a él le bastaban mis besos, mis caricias (y el sexo oral por supuesto). Hizo que mi actividad favorita con otro hombre fuese ducharme, dejando el agua correr de la mano con los besos y caricias mas relajantes que había podido sentir.
Su pelo negro y liso, sus piernas ejercitadas, y sus nalgas redondas como la luna llena, su estatura baja que me hacia sentir que lo dominaba... son cosas impregnadas en mi mente.
Él salió del baño y se sentó en su cama para masturbare hasta correrse. Yo solo lo miraba y pensaba: esto esta pasando, tu eres la razón de esa eyaculación (su objeto de deseo).
Luego nos vestimos, intercambiamos números (lo cual era inusual hacerlo luego de la accion; este paso se da antes del sexo señores) y me llevó a mi casa. Nunca volví a saber nada de el; intenté comunicarme pero el no quiso comunicarse conmigo, desconozco el por qué.
Un dia lo vi caminando en un centro comercial de la ciudad, jamas olvidaré como nuestras miradas se cruzaron y en ella todos los recuerdos brotaron en mi...pero el siguió su camino de manera indiferente.
Era la tercera vez que me aventuraba a brazos desconocidos para poderme sentir vivo no sabia que era acabar, pues nunca en mi vida me había dado por masturbarme, ¿un poco raro no? pero cierto; esto y otras cosas me hacían único, luego la historia cambió y por fin probé lo que era llegar al coito (rico placer que luego de haberlo probado, me hice su cliente frecuente).
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