El viernes, baile, al ritmo de pinturas brillantes y ritmos excitantes. Me sentí mal por que hacia lo que no debía pero quería lo que estaba haciendo; entonces supuse que el problema estaba en quererlo.
Gritos, saltos, y falsas felicidades desestresaron mi vida por unos instantes.
Pero luego todo volvió a ser como antes, entonces hay vino el arrepentimiento y los ayes.
Fue una buena noche para mi carne pero una mala para mi espíritu.
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